jueves, 30 de marzo de 2017

martes, 28 de marzo de 2017

Las Hoces de Vegacervera y sus marmitas de gigante

Las Hoces de Vegacervera representan un paraje singular por sus dimensiones y espectacularidad. La acción del agua ha esculpido este profundo (> 500 m) y estrecho (15 m) cañón de en la roca caliza, en un proceso de disolución lento, pero continuo (Figura 1).

Figura 1. Las Hoces de Vegacervera forman un abrupto valle excavado, de 500 m de profundidad y 15 m de anchura sobre las formaciones geológicas carbonatadas del Carbonífero de Barcaliente y Valdeteja

Así como un terrón de azúcar se disuelve en una taza de café, la roca caliza que forma las Hoces ha sufrido la acción atmosférica, profundizando en un paisaje sinuoso por el que circula el río. El CO2 atmosférico se disuelve en el agua de lluvia y reacciona para formar ácido carbónico, éste último se disocia parcialmente dando lugar a iones bicarbonato que son muy solubles en el agua. Bajo estas condiciones, el agua altera su ph y disuelve la roca. El bicarbonato de calcio disuelto se infiltra así por las fracturas que afectan a todo el macizo de Vegacervera. Este proceso se repite de forma constante a lo largo del tiempo, aunque es durante los periodos húmedos cuando el proceso de disolución se hace más activo. Así, tras el último periodo frío, ocurrido hace más de 10.000 años, se aceleró el proceso de disolución hasta la actualidad (Figura 2).

Figura 2. Las cuevas marcan el nivel por el que desaguaban al río las aguas subterráneas en una época remota. La disolución de la caliza a través de grietas permitió el avance, lento pero continuo de la transformación del relieve

Poco a poco, el agua de lluvia que escurre por la roca va dejando su huella en forma de acanaladuras, también llamadas rillenkarren o lapiaces en geomorfología (Figura 3).

Figura 3. Los rillenkarren, lapiaz o acanaladuras que se observan en la caliza de Barcaliente a lo largo de las Hoces de Vegacervera son el resultado de la disolución producida por el escurrir del agua de lluvia sobre la roca. Estas pueden tener profundidades de milímetros o superar incluso varios centímetros 

Pero no todos los procesos que observamos a lo largo de las Hoces están relacionados con el proceso de disolución. Existen otros que tienen que ver con la fuerza del agua y la carga de sedimentos que incorpora, como rocas, arena, etc. Los bolos de roca y los cantos arrastrados por la fuerza del agua durante las crecidas invernales producen un efecto parecido al de una lija. La rápida velocidad con la que arrastra los cantos y su contacto con la roca, erosiona y pule la frágil roca caliza (más débil, cuando la comparamos con otras rocas sedimentarias siliciclásticas). La fuerza centrífuga hace girar en remolinos la corriente profundizando hasta horadar la roca. El proceso se hace más notorio en zonas donde se produce un cambio en la velocidad del flujo del agua, como fondos de cascadas, resaltes de avenida laterales, etc (Figura 4).

Figura 4. Fotografía aérea de las marmitas de gigante del río Torío (entrada a las Hoces de Vegacervera desde León). Un paisaje lleno de cráteres formados por la fuerza del agua y los cantos que pulen la roca caliza

Este proceso da lugar a los pilancones o marmitas de gigante, con tamaños diversos, algunos de los cuales mantienen en su interior la carga de fondo arrastrada por la corriente, testigos del proceso (Figura 5).


Figura 5. El tiempo pasa, pero la roca permanece bañada por el agua gélida y cristalina del Torío


lunes, 27 de marzo de 2017

Entre agua y roca

Las Hoces de Vegacervera, atravesadas por el río Torío, suponen un paraje de inigualable belleza labrado en la blanca roca caliza. Un tajo en la roca de 500 m de profundidad y tan solo 15 m de anchura, que se extiende a lo largo de más de 2 km entre Vegacervera y la localidad de Felmín. Descubre este paraje en el próximo Geolodía León 17 que tendrá lugar el 7 de mayo.


domingo, 26 de marzo de 2017

Una breve historia de Valporquero

Ubicado a 1.370 m de altitud y a tan solo 50 km de la capital leonesa, se erige sobre la blanca peña de caliza, Valporquero. Su origen se remonta a la época romana, cuando piaras de cerdos eran criadas en todo el valle (de ahí su nombre latino, Vallis Porcarius), aunque muy probablemente, ya en la edad de piedra, los primeros moradores rondarían estas tierras. Así lo confirman los restos humanos de Valdelugeros (el Hombre Mesolítico de La Braña fue hallado hace unos años en una cueva de la zona) y el utillaje pétreo encontrados en la vecina Cármenes (Figura 1).


Figura 1. Valporquero de Torío en la actualidad

También es significativo el nombre Astur del que procede el río Torío, en honor al Dios Thor Celta. No fue, sin embargo, hasta bien entrado el siglo XIII cuando se documenta la aldea de Valporquero. Allí se ubica la cueva apodada en aquel entonces “Gruta del Diablo”, porque en tiempos se tragaba las viviendas y el ganado con la fuerza de las riadas (Figura 2).


Figura 2. Valporquero a principios del Siglo XX. Imagen tomada de Tomé et al. (2016)


La historia de este valle no se detuvo hasta bien entrado el siglo XX, cuando la cueva se hace visible para la sociedad. Gracias a Isidro González, vecino del pueblo e hijo del maestro Diego González, el devenir de la cueva cambió de rumbo en torno a su promoción y su defensa (Figura 3). En esas primeras incursiones realizadas por los jóvenes del pueblo, retamas en llamas sirvieron para abrirse paso en los primeros metros de galerías. Durante la Guerra Civil española, la cueva fue hogar puntual en los bombardeos aéreos a cargo del ejército de Franco. Allí se refugiaban sus vecinos y algún que otro maqui huido.


Figura 3. La familia González, primeros exploradores de la cueva de Valporquero en época reciente. Imagen tomada de Tomé et al. (2016)


A partir de mediados del siglo pasado, el interés por conocer en detalle la cueva llevó a su exploración. Así surgió el equipo espeleológico del Grupo Peñalba, del Casino de León, creado en 1953 por Fernando Alonso Burón y al que acompañaban en las expediciones el alemán Felipe Frick y Teófilo Alonso. Felipe, poco antes de su muerte, hace tan sólo unos años, guardaba con cariño el plano detallado de la cueva que realizó con el Grupo.


Figura 4. El alemán Felipe Frick, miembro del grupo espeleológico leonés, poco antes de su fallecimiento. Foto/ Juan Carlos Brugos

A finales de los años 50, ante algunos destrozos ocurridos en el interior por actos vandálicos, se fundó el Patronato de las Cuevas de Valporquero, con fondos de la Diputación. Se cerraban así los accesos a la cueva y se adecuaba su interior para la posterior apertura con fines turísticos. El 20 de agosto de 1961 se produjo uno de los logros más importantes de la espeleología leonesa: se enlazó la Gran Cascada con el sifón de la Covona, por donde desagua la cueva. La expedición duró 12 h y supuso el inicio de los nuevos hallazgos que estaban por venir. El interés por la cueva era tal que incluso los geólogos de la Complutense de Madrid incluyeron un número sobre Valporquero en la revista GEA (que contaba por aquel entonces con 50.000 lectores de más de 30 países) y donde se daban a conocer los nuevos descubrimientos realizados.

En 1955 la cueva fue iluminada y en 1966 se abrió al público (el año pasado se cumpliá el 50 aniversario de su apertura). Pero los hallazgos no dejaron de sucederse y el 10 de agosto de 1967, Carlos Ruiz y Santiago Portas descubrieron el único acceso vertical que tiene la cueva: la sima de las Perlas.


Figura 5. Interior de la cueva de Valporquero donde se pueden observar coladas y columnas de gran majestuosidad

La historia reciente de la cueva de Valporquero la cuentan las películas. Son numerosos los rodajes que se han llevado a cabo en el entorno e interior de la misma. En 1976 se filmó “Viaje al centro de la tierra”, basada en la genial novela de Julio Verne. Otros títulos, como Estirpe de Dioses o Mundo subterráneo, esta última con interés didáctico y ecológico, iniciaron el salto de la cueva a la gran pantalla. En la década de los 80 algunas de sus galerías ilustraban una nueva versión del libro de El Quijote, de la Editorial Naranco, y unos años más tarde, se filmaría una escena de la Serie de Televisión Española El Quijote: la cueva de Montesinos. En la memoria quedan aquellos intrépidos aventureros, los vecinos de Valporquero que, a principio de Siglo XX, se adentraban en la cueva con una cuerda y una antorcha de brezo con la ilusión de llegar hasta sus profundidades más remotas (Figura 6).

Figura 6. Vecinos de Valporquero a la entrada de la cueva a principios del Siglo XX. Imagen tomada de Tomé et al. (2016).


En el año 2005, la zona que incluye el entorno de la cueva fue declarada Reserva de la Biosfera de los Argüellos por la Unesco. Hoy configura un paisaje único, cambiante con cada estación, y lleno de magia, que invita a ser visitado (Figura 7).


Figura 7. El paisaje de Valporquero se vuelve mágico con cada estación del año


REFERENCIAS
Tomé, J., Ares, A., Vergara, S., Fernández, F., Muñiz, P, Fernández-Lozano, J., Peña, M. y Pérez, S. (2016). Valporquero 1966-2016. Diputación de León. León, 220pp.

AGRADECIMIENTOS
Agradecemos a los guías de la cueva de Valporquero y en especial a Juan Carlos Brugos por toda la información que nos han proporcionado relativa a la historia de Valporquero y de sus primeros descubridores.

domingo, 19 de marzo de 2017

Guía del Geolodía 17

Nuestra guía geológica del Geolodía León 17 va tomando forma. Os presentamos la portada y contraportada. ¿Os gusta?


Las lagunas de Valporquero

Cuando hablamos de laguna, lo primero que aflora en nuestra mente es la presencia de una depresión rellena de agua (Figura 1).

Figura 1. Laguna de Archidona. Fuente/https://s1.wklcdn.com/image_36/1109844/6873406/3855742.jpg


Las lagunas suelen formarse ocupando depresiones en las que el agua se acumula tras las intensas lluvias, el deshielo o la entrada de agua procedente de un río. Son numerosos los ejemplos que podemos encontrar en la naturaleza, en particular en nuestro país. La diferencia entre un lago y una laguna no reside en su tamaño (los hay enormes como el Lago Baikal, en Rusia, con casi 650 km de longitud; o más pequeñas como el lago de Truchillas o La Baña, declarados Monumento Natural por la Junta de Castilla y León, y que acaban de cumplir su 25 Aniversario, este último, el lago de origen glaciar más grande de la provincia, pero que no superan el kilómetro de longitud), sino en el hecho de que en la laguna el agua permanece estancada, perdiendo ésta por evaporación o filtraciones. En los lagos, sin embargo, el agua se mantiene gracias a los aportes, que superan a las pérdidas (Figura 2).

Figura 2. Imagen aérea del lago de origen glaciar de Truchillas, con una superficie superior a 5 campos de fútbol, un perímetro de 1km y una profundidad que alcanza los 12 metros

Estamos acostumbrados a ver lagos y lagunas sobre la superficie terrestre. Pero, en ocasiones, estos pueden formarse en el interior de la tierra. La cueva de Valporquero presenta varios ejemplos de pequeños lagos y lagunas interiores (Figura 3). 

Figura 4. Pequeño lago formado en el interior de la cueva de Valporquero


Gracias al registro de las formas de piedra o espeleotemas que han dejado en su lugar, los geólogos pueden localizar la presencia de antiguos lagos interiores, aunque no se conserven (Figura 4). Un ejemplo son los Raft cones (o conos de balsa) que podemos encontrar en Valporquero.

Figura 4. Conos de balsas o (Raft cones en inglés) indicando la altura alcanzada por una lámina de agua embalsada en el interior de la cueva de Valporquero

Existen otros lagos o lagunas denominados "Gours" (en francés) y que son pequeñas piscinas o lagunillas formadas durante el paso o goteo del agua (Figura 5). Este tipo de curiosas estructuras se forman por la rápida precipitación de carbonato en zonas donde el agua rebosa y sale del borde de la laguna facilitando la pérdida de CO2, transformando el bicarbonato cálcico disuelto por carbonato cálcico insoluble. A medida que el borde va creciendo por la precipitación de carbonato (formando un pequeño dique), el interior de la laguna se va haciendo cada vez más profundo. Este proceso se produce cuando la cavidad se llena de aire y las corrientes de agua que circulan por ella empiezan a perder mucho CO2, por el intercambio de aire a través de las entradas de la cueva, de manera que la calcita precipita en lugar de disolverse. Esto nos indica que su formación es tardía con respecto a la formación de la cueva, ya que suelen formarse cuando estas pasan de un estadio freático (inundado) a vadoso (sin agua, pero con aire).

Figura 5. "Gours" de la cueva de Valporquero. La presencia de una cierta pendiente ha favorecido la pérdida de CO2 durante la escorrentía producida por la caída de agua desde el techo de la cueva y la formación de diques que represan el agua

Las picinillas de Valporquero son parecidas a otras que se originan en la superficie a partir de travertinos (plantas transformadas en carbonato durante su respiración, al eliminar el CO2 del agua, ayudando así a la precipitación de calcita a su alrededor). Un buen ejemplo lo encontramos en las lagunas de Ruidera, en Ciudad Real.

Figura 5. La precipitación de carbonato en forma de trabertinos ha llevado a embalsar el agua en las lagunas de Ruidera (Ciudad Real). Imagen/http://www.lagunasderuideras.es/wp-content/gallery/rutas-ruidera/slide1a.jpg

También existen otras formas similares en el Parque Nacional de Yellowstone (Estados Unidos), en los llamados Mammoth Hot Springs. Pero su origen está relacionado con la precipitación de calcita a partir de aguas termales (más de 70ºC), al tratarse de una zona con importante actividad hidrotermal.

Figura 6. Gours formados por precipitación de carbonato en aguas termales de los manantiales del Mammoth Hot Springs de Yellowstone. Fuente/https://s-media-cache-ak0.pinimg.com/236x/c7/aa/7f/c7aa7f6d6dfdaf1d2300845cf1b5826d.jpg

viernes, 17 de marzo de 2017

El mítico "Cogullón" de Valporquero en 3D

Quizás este sea uno de los más emblemáticos elementos del exterior de la cueva de Valporquero. El llamado "Cogullón" forma un penacho de roca caliza preservado de la erosión. Un pináculo que se erige junto a la cueva y domina el relieve con una casacada de agua fresca a sus pies (Figura 1).

Figura 1. "El Cogullón" de Valporquero


El reciente trabajo que realizamos con drones nos ha permitido digitalizar este monumento geológico que ahora puedes disfrutar desde la pantalla de tu ordenador, smartphone o tableta (Figura 2).

Figura 2. Trabajos realizados con el dron para la adquisición de información tridimensional de "El Cogullón" de Valporquero


La roca forma parte de la denominada "brecha del Porma", un conjunto de materiales geológicos de 315 millones de años que, por decirlo de alguna manera, tiene un aspecto de bollo panettone de frutas (Figura 3).

Figura 3. Panettone italiano de frutas, una masa dulce con piezas de fruta escarchada que hace las delicias de los más pequeños y no tan pequeños

El origen de esta formación de roca formada por bloques dispersos y caóticos es controvertido. Se han propuesto varias hipóstesis, como la tectónica que daría origen a una capa de roca disgregada en fragmentos de diverso tamaño por la presencia de fallas que rompieron estas capas. Aunque una más reciente propone la posibilidad de procesos sedimentarios durante su formación en los fondos oceánicos, cuando los restos orgánicos todavía se estaban acumulando para convertirse en la roca que forman hoy en día (Figura 4).

Figura 4. Bloques dispersos y caóticos dentro de la formación de la brecha del Porma


Aquí te dejamos este 3D del "Cogullón", puedes moverlo 360º desde la pantalla de tu móvil, tableta u ordenador.



jueves, 16 de marzo de 2017

Leche de luna en la cueva de Valporquero

Su nombre nos invita a soñar: leche de luna (moonmilk para los ingleses). No se trata de un retrato pictórico de nuestro astro próximo ni de una película romántica (Figura 1).

Figura 1. La luna diluyéndose en el líquido elemento

Muy poco se sabe de este mineral, que es escaso en las cuevas españolas. El moonmilk es un depósito de cristales microscópicos de calcita, viscoso y de color lechoso. Aunque existen otros tipos que consisten en minerales de evaporitas como la hidromagnesita o la huntita (Figura 2).


Figura 2. Leche de luna (moonmilk) en la Cueva de Valporquero

Las diferentes variedades de moonmilk están compuestas por agujas, hilos, placas o costras que barnizan las superficie de paredes y espeleotemas (formaciones rocosas como estalactitas, estalagmitas, etc.). Este mineral presenta una elevada porosidad y un aspecto untuoso cuando está húmedo y pulvurulento en condiciones secas.

Puede aparecer formando otros espeleotemas o barnizándolos, lo que ha llevado a los investigadores a proponer distintas teorías sobre su origen y formación. Este podría estar relacionado con la actividad bacteriana o ser el producto de la precipitación directa desde una solución, o incluso el reemplazamiento de otros minerales (Figura 3). 

Figura 3. Banderolas de hidromagnesita en la Cueva de Valporquero


Nuevos estudios sugieren que la leche de luna podría ser el resultado de la alteración de la roca caliza (con o sin influencia microbiana) y la reprecipitación de un carbonato más puro. Lo que sí sabemos es que los filamentos de bacterias o las hebras de material extracelular, parecen tener una cierta predisposición para nuclear partículas de moonmilk en sus bordes.

Uno de nuestros amigos dentro de la cueva, el conocido "fantasma"m parece formado por una reprecipitación de calcita, muy pura, sobre una estalagmita crecida en un bloque caído que ha sufrido un proceso de alteración (Figura 4).

 Figura 4. Nuestro amigo el "fantasma" es una reprecipitación de calcita muy pura sobre un bloque caído de la cueva

El moonmilk de hidromagnesita es algo diferente al resto. Se deposita por evaporación de la humedad rica en magnesio, formándose directamente en contacto con el aire. Al igual que la huntita, puede revestir pequeños charcos o lagunas por evaporación desde su superficie. Algunas cuevas españolas de la cordillera cantábrica llegan a contener río o lagos de moonmilk (Figura 5).

Figura 5. Río de leche de luna (moonmilk) del macizo de Ernio, en la provincia de Guipúzkoa. (http://davidaldia.blogspot.com.es/2010/11/rios-de-leche-de-luna.html)


Pero este extraño mineral, presente en la cueva de Valporquero, guarda algunas sorpresas. En los niveles hidrológicamente menos activos de la cueva, la entrada a presión de fluidos ricos en carbonato de magnesio y dióxido de carbono a través de las fracturas, produce la leche de luna. Durante los Siglos XIV y XVIII fue muy utilizado en la curación y alivio contra las úlceras, como antiácido y más recientemente en la industria cosmética (Figura 6). 

Figura 6. La leche de luna se ha utilizado en la industria farmacéutica, como medicamento, para aliviar los síntomas de reflujo y acidez de estómago


miércoles, 15 de marzo de 2017

La cueva de Valporquero un laboratorio natural

La cueva de Valporquero se ubica en el norte de León, junto a la localidad de Valporquero de Torío. En 1966 fue abierta al público y desde entonces mantiene 1.300 m de longitud que discurren a lo largo de seis salas con una gran diversidad de formaciones geológicas (Figura 1).

Figura 1. La cueva de Valporquero constituye un entorno de gran belleza y majestuosidad


El trazado de galerías se dispone bajo el pueblo siguiendo la dirección de los estratos de roca caliza. Consta de 3 niveles: el superior e intermedio habilitados para el turismo y uno inferior por el que todavía discurre el agua superando los 3 km de longitud (Figura 2).

Figura 2. Plano del interior y entorno próximo de la cueva de Valporquero. 1) Entrada; 2) Pequeñas Maravillas; 3) Gran Rotonda; 4) Hadas; 5) Cementerio estalactítico; 6) Gran Vía; 7) Entrada al Curso de Aguas; 8) Columna Solitaria; 9) Maravillas; 10) Nivel inferior; 11) Edificio de Administración; 12) Túnel de acceso a la cueva; 13) Fuente pública; 14) Merenderos; 15) El Cogullón; 16) Aparcamiento; 17) Cafetería; 18) Zona de recreo; 19) Valporquero de Torío; 20) Mirador Atalaya. Imagen cortesía de Cueva de Valporquero

Como entorno subterráneo, al igual que en otras cuevas, alberga distintas variedades de fauna hipogea gracias a las excepcionales condiciones de humedad y temperatura que presenta. Aunque su presencia es escasa, se pueden localizar algunos restos de excrementos de murciélagos que denotan su presencia en la cueva de manera estacional. Otros organismos que viven en ellas son las planarias, los pseudoescorpiones o los moluscos gasterópodos. También los opiliones o "arañas lenteja", caracterizadas por sus largas patas y amantes de la oscuridad (Figura 3).

Figura 3. Fauna hipogea típica

Sin duda, una cueva es un lugar mágico lleno de vida. Pero existen otros organismos que viven en su interior y que no llaman tanto nuestra atención. Se trata del biofilm bacteriano y la colonización de hongos. Estos organismos ocupan las zonas sombrías y húmedas de la cueva y, a menudo, podemos verlos cubriendo las paredes próximas a zonas de luz como los focos que iluminan las diferentes salas de la cueva.

Figura 4. El biofilm bacteriano y los hongos son elementos comunes en las zonas húmedas y sombrías de las cuevas. En algunos casos los hongos pueden llegar a colonizar excrementos e incluso organismos vivos como mosquitos (imagen derecha)


En contacto con la luz los biofilms cambian de color adquiriendo bellos matices fosforescentes en blanco y amarillo que iluminan el techo de las galerías. Aunque en muchos casos la colonización por cianobacterias (el grupo más grande y diverso de bacterias con clorofila) puede resultar dañiño para el entorno, haciendo necesario el uso de tratamientos con fluerescentes, este tipo de organismos guarda un secreto codiciado por la industria farmacéutica. Y es que estos pequeños organismos están implicados en la formación de depósitos minerales (se conocen más de 100 tipos de minerales de origen biogénico), así como de proteínas y substancias que podrían ser utilizadas para la elaboración de antibióticos.

Figura 5. Líquenes y biofilms son comunes en las cuevas. En algunos casos las bacterias aisladas están siendo utilizadas por la industria farmacéutica para la producción de nuevas generaciones de antibióticos más potentes y efectivos que los actuales


Así, algunas bacterias aisladas en cuevas se han convertido en los protagonistas de una nueva generación de medicamentos ante la resistencia adquirida por un uso inadecuado de los antibióticos. Por esta razón, debemos conservar y preservar el entorno interior de las cuevas, siendo conscientes del valor que presentan estos ambientes para la búsqueda de nuevos y más eficaces medicamentos.


martes, 14 de marzo de 2017

Las hoces de Vegacervera

Situada en plena Montaña Central leonesa, junto a Vegacervera, se extiende una profunda garganta excavada en roca caliza (Figura 1). 

Figura 1. Hoces de Vegacervera, excavadas sobre la roca caliza de edad carbonífera.

Hace 315 millones de años, restos orgánicos ricos en carbonato se acumulaban en pequeños mares epicontinentales en los bordes de un gran continente llamado Pangea. Restos de erizos, corales y conchas, entre otros, nos indican que las aguas eran cálidas y ricas en oxígeno (Figura 2).


Figura 2. Los mares del Carbonífero tenían una gran diversidad de especies, floreciendo los corales.

Estos restos forman hoy potentes capas de roca que configuran el relieve de Vegacervera. Durante millones de años, los suficientes para elevar estas montañas y mostrarnos sus restos, se han preservado en el núcleo de un sinclinal en el que se ubica la Cueva de Valporquero.

El río Torío ha moldeado estos valles a su paso, profundizando con la fuerza del agua y el tiempo. Este proceso ocurrió cuando el río Duero se abrió camino hacia el Atlántico, hace 5 millones de años, capturando así los ríos leoneses. Este proceso llevó a sucesivos episodios que permitieron el encajamiento del Torío hasta alcanzar su posición actual y tuvo como consecuencia la formación de las hoces de Vegacervera (Figura 3).

Figura 3. El encajamiento progresivo del río Torío ha permitido que los procesos kársticos y la erosión continúen profundizando hasta la actualidad (Foto: IGME).

Unos pocos de millones de años después, con la llegada de fríos glaciares, los más intensos iniciados hace 120.000 años (último periodo glacial Würm y quizás el más reconocido en toda la península), las montañas leonesas se cubrieron de hielo. Hoy su huella puede intuirse hasta los 1.260 m en el valle del Torío, donde podemos aún observar su morfología en U, típica del paso de una lengua de hielo. El último suspiro glaciar tuvo lugar hace 12.000 años  (Dryas Reciente), reiniciándose los procesos kársticos que avanzaron en la profundización de la Cueva de Valporquero (Figura 4). 

Figura 4. En las hoces de Vegacervera pueden distinguirse los restos de la actividad glaciar (perfil en U) y el encajamiento posterior de origen fluvial (forma de V). La altura a la que debió llegar el hielo se sitúa sobre los 1.260 m de altura como se muestra en la imagen.

El aspecto que pudo adquirir la montaña leonesa, cubierta de hielo, sería el de un campo glaciar o montera de hielo que cubriría las cumbres más altas y gran parte de los valles hasta distintas alturas, en función de aspectos geográficos y climáticos del momento (Figura 5).

Figura 5. Campo glaciar o icefield, similar al que ocuparía las partes altas del entorno de Vegacervera.




lunes, 13 de marzo de 2017

Vídeo promocional Geolodía León 17

Ya tenemos vídeo promocional del Geolodía León 17. ¡No te lo pierdas!


Valporquero, viaje al interior terrestre



martes, 7 de marzo de 2017

Valporquero, viaje al interior de la Tierra







¡Bienvenidos!

El Geolodía es una iniciativa de divulgación de la Geología consistente en una serie de excursiones guiadas por geólogos y de carácter gratuito que se lleva a cabo en toda España el mismo día. Esta actividad proporciona información rigurosa, a nivel divulgativo y para todos los públicos, sobre algunos aspectos del funcionamiento de la Tierra y los recursos naturales que nos brinda.


En esta ocasión el Geolodía León parte de las localidades de La Bañeza y León, recorriendo el valle del Torío durante toda la jornada del domingo. La actividad, guiada por geólogos, estará enfocada en la geología y los procesos geológicos que moldean la superficie terrestre. 

La ruta permitirá conocer los procesos que han dado lugar a las hoces de Vegacervera durante el encajamiento del río Torío hace menos de 5 millones de años y la huella glaciar más reciente. Conoceremos también las rocas que atestiguan la presencia de un supervolcán que produjo fuertes explosiones y nubes de ceniza ardiente que se extendieron por todo el norte de la península. Nos remontaremos al pasado para conocer cómo se formaron estas montañas singulares, formando un gran sinclinal y nos adentraremos en el interior terrestre para visitar la Cueva de Valporquero y disfrutar de los procesos geológicos que dieron lugar a numerosas formaciones de roca, como los espeleotemas. 

Un viaje de 570 millones de años por las tierras de la Montaña Central leonesa, descubriendo el paisaje que da forma al paraje que nos rodea, sus valles y sus ríos. Descubriremos insólitas formaciones de roca y aprenderemos sobre los procesos geológicos más recientes, que nos permitirán explicar la formación de la cueva y su entorno próximo.